A veces te encuentro
en la esquina escondida
de mi mente.
Estás de piedra
y firmo
en un mar de negra nada.
Tu mirada vacía
penetra mi piel
congela mi sangre.
Me acerco asustada
caminando de puntillas
pongo mi cabeza sobre tu hombro
suavemente
cierro mis ojos.
Me volveré de piedra como tú.